La casa surge como un sólido blanco posado en la cresta de una colina del litoral de Alentejo en Portugal. No existe abertura alguna, pero esto no impide adivinar que se trata de una casa. Estos arquitectos lo que van buscando es la elementalidad de la vivienda de su habitar, reduciendo al máximo los elementos que componen la casa, construyendo solo lo esencial para habitar en su interior.
La casa parece un espacio excavado, en este caso en ladrillo y cal (por el blanco de sus paredes) puesto que la casa es un bloque sólido totalmente permeable con el medio sin ninguna apertura a la vista, a excepción de las dos puertas que tiene, que son en realidad dos grandes tablones que se deslizan a los lados dejando la casa abierta hacia el norte y hacia el sur. De este modo la casa puede estar totalmente abierta al medio mediante las dos grandes puertas y simultáneamente ser independiente del medio. Es aquí donde se encuentra la complejidad conceptual de esta casa.
En el centro de la casa encontramos un patio, pero no es el típico patio que estamos acostumbrados a ver. Este patio sirve como elemento divisor de la casa que impide que se atraviese con la mirada de una punta a otra. Pero además este patio está abierto solo en una de sus caras, de modo que deja pasar la luz, reflejándose esta sobre una pared blanca e iluminado indirectamente todo el salón. En este tipo de “sistemas” de manipulación de la luz se basa la iluminación y relación con el exterior de la casa, ya que la casa consta de tres patios más que sirven para dar luz al baño, la cocina y a las habitaciones . Por supuesto, estos patio también permiten relaciones visuales con entre las diferentes estancias de la casa.
En definitiva la luz es uno de los temas principales de esta vivienda. La relación entre el sentido de un edificio compacto sin ninguna apertura al exterior y la gran luminosidad que resulta tener en el interior.
Dibujos concepuales:
Planta:
Alzados:
Secciones:
Plano de situacion:
Maquetas:
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